En una relación sexual, sea de una sola noche o entre una pareja que lleva años, siempre habrá más cosas presentes que solo los cuerpos. También estarán los gustos y temores, la confianza, los malos pensamientos y, más importante aún, las fantasías. Todas las personas las tenemos en mayor o menor medida, que no las actuemos en soledad o compañía, es otra cosa, pero son completamente normales y nada de lo que avergonzarse.

Una fantasía sexual puede ir desde querer tener sexo en una tina o una piscina, jugar juegos de rol como paciente-enfermera o profesor-colegiala, puede ser pensar en la idea de tener relaciones con un deportista famoso o una actriz o modelo, hasta querer hacer cosas más riesgosas socialmente hablando, como probar el sadomasoquismo o tener sexo en lugares públicos, como un baño o un parque.

Algo importante de entender es que las fantasías de por sí son inofensivas, y siempre y cuando se lleven a cabo entre adultos que den su consentimiento en el marco de las leyes locales, no tienen por qué pensarse como algo malo o equivocado, más allá de los tabúes y estigmas que tenemos por herencia religiosa y social.

En otras ocasiones, una fantasía puede convertirse en un fetiche, es decir, en una necesidad de la persona para alcanzar el orgasmo, sea por medio de tener contacto con prendas de vestir específicas, partes del cuerpo (como pies) o solo a través de una fantasía o un juego de rol determinado. En este tipo de situaciones, se puede hablar de una parafilia que afecta el comportamiento sexual típico de una persona.

En la mayoría de casos, hablar con nuestras parejas sobre nuestras fantasías puede ser un momento de confianza en el que se afiance la relación; tener sexo llevando a cabo dichas fantasías puede estimular y darle un giro interesante a la relación. En muchos casos de terapia de pareja se recomienda incorporar las fantasías y los juegos de rol para revitalizar relaciones que puedan estar pasando por un mal momento, sea por problemas de libido, de autoestima o por el tiempo que lleve junta la pareja.

Entonces ya lo saben, no tengan miedo de hablar de lo que les gusta y de lo que no en el sexo, romper el tabú de las fantasías con sus parejas es parte fundamental de una relación. Vayan a un sex shop, compren disfraces, juguetes sexuales, condones y lubricantes Piel y tómense el tiempo de disfrutar y darle rienda suelta a la imaginación en la cama.

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